Tengo un listado casi interminable de libros pendientes de leer: algunos tendrán que esperar al verano, pero otros no pueden esperar, por que casi sin querer han llegado a mi, y no los he podido dejar hasta tan tarde. Así que, sí que voy a recomendar la lectura de este libro, de Márius Serra: Quieto (de la Editorial Anagrama). Os mando un anticipo y una entrevista con su autor, que no nos puede dejar indiferentes.
"Quieto, cubre siete años en la vida de nuestro hijo Lluís Serra Pablo, alias Llullu, que nació con una grave encefalopatía que la ciencia neurológica aún no ha sido capaz de definir, escribe el autor. Siete años después de su nacimiento, la terminología médica no pasa de encefalopatía no filiada, el lenguaje popular se las apaña con la fórmula, bastante clara, de parálisis cerebral y el lenguaje administrativo lo evalúa como discapacitado con grado de disminución del 85%. En casa todas estas etiquetas cuentan poco. Lluís es nuestro segundo hijo. Tiene unas necesidades peculiares, pero eso sólo significa que estamos más pendientes de su fragilidad. Nuestro objetivo es que ni su hermana ni nosotros dejemos de hacer nunca nada de lo que haríamos si no tuviera que ir por el mundo al 15% de rendimiento. No siempre es posible, pero la mayoría de veces se trata sólo de hacerlo de otra manera. En Quieto he buscado una forma narrativa de explicar el ambivalente estado emocional que provoca tener un hijo que no progresa adecuadamente. Un estado a menudo expuesto al aguijón del dolor, pero en el que predomina el regocijo y cierto embeleso. Me ha parecido que la mejor manera de hacerlo era rescatar escenas concretas fijadas en la memoria y ponerlas en movimiento. Recuerdos refulgentes. Con las piezas de esta bitácora del dique seco he pretendido componer un espejo. Dorian Gray vendió su alma al diablo para poder ser, más que inmortal, invariable, mientras los estragos del tiempo iban modificando el aspecto del retrato invisible que había escondido en el sótano. Aquí se invierte en el proceso. Nuestro hijo ni es invisible ni es el retrato de nadie, aunque se parezca a sus padres y a su hermana. Él y los que son como él actúan de espejos. Todos los que nos miramos en ellos un poco a fondo envejecemos de un modo distinto. Si Dorian Gray hubiese conocido a un Llullu nunca se habría conformado con la invariabilidad de los presuntos inmortales. Habría aprendido a mirar en ver de querer ser mirado. A envejecer. Muy probablemente no habría querido ser retratado, sino retrato"
"Quieto, cubre siete años en la vida de nuestro hijo Lluís Serra Pablo, alias Llullu, que nació con una grave encefalopatía que la ciencia neurológica aún no ha sido capaz de definir, escribe el autor. Siete años después de su nacimiento, la terminología médica no pasa de encefalopatía no filiada, el lenguaje popular se las apaña con la fórmula, bastante clara, de parálisis cerebral y el lenguaje administrativo lo evalúa como discapacitado con grado de disminución del 85%. En casa todas estas etiquetas cuentan poco. Lluís es nuestro segundo hijo. Tiene unas necesidades peculiares, pero eso sólo significa que estamos más pendientes de su fragilidad. Nuestro objetivo es que ni su hermana ni nosotros dejemos de hacer nunca nada de lo que haríamos si no tuviera que ir por el mundo al 15% de rendimiento. No siempre es posible, pero la mayoría de veces se trata sólo de hacerlo de otra manera. En Quieto he buscado una forma narrativa de explicar el ambivalente estado emocional que provoca tener un hijo que no progresa adecuadamente. Un estado a menudo expuesto al aguijón del dolor, pero en el que predomina el regocijo y cierto embeleso. Me ha parecido que la mejor manera de hacerlo era rescatar escenas concretas fijadas en la memoria y ponerlas en movimiento. Recuerdos refulgentes. Con las piezas de esta bitácora del dique seco he pretendido componer un espejo. Dorian Gray vendió su alma al diablo para poder ser, más que inmortal, invariable, mientras los estragos del tiempo iban modificando el aspecto del retrato invisible que había escondido en el sótano. Aquí se invierte en el proceso. Nuestro hijo ni es invisible ni es el retrato de nadie, aunque se parezca a sus padres y a su hermana. Él y los que son como él actúan de espejos. Todos los que nos miramos en ellos un poco a fondo envejecemos de un modo distinto. Si Dorian Gray hubiese conocido a un Llullu nunca se habría conformado con la invariabilidad de los presuntos inmortales. Habría aprendido a mirar en ver de querer ser mirado. A envejecer. Muy probablemente no habría querido ser retratado, sino retrato"
10 comentarios:
Es muy duro el tema de este libro... Muy duro por su realidad y por el dolor tan grande que emana. Soy mami y me suelo introducir totalmente en los personajes de los libros que tengo entre manos, en este caso no creo ser capaz de leerlo, puedo acabar hecha polvo.
Tener un hijo es algo que a los padres nos hace mucha ilusión, pero cuando el niño viene con problemas la cosa cambia y entonces volvemos a la realidad de que los niños no viene garantizados, que a veces tienen problemas, y en el caso del autor del libro son problemas graves, una enfermedad que hace que su hijo sea diferente y que será "dependiente" toda su vida. Imagino, sin leerlo, que el libro es un ejemplo de entrega y aún cuando resulte dura la experiencia de esta familia, seguro que son un ejemplo de entrega y dedicación hacia su "eslabón" más debil.
Besinos.
Yo no me veo capaz en este momento, de afrontar una lectura asi!!!
Besos
No me molesta, ni mucho menos... ES mas, te digo, ke aunke no estuviera embarazada, en este momento, no podria ponerme a leer un libro con ese tema. Me pasaria el rato llorando o angustiada. Eso seguro. Estoy en un momento de lecturas mas...livianas, jeje.
Desde luego, ni se te ocurra cortarte a la hora de escribir en tu blog. Toi embarazada, no enferma jaja, puedo con todo!!!
Besos, guapa y gracias por preocuparte por mi.
Lo entiendo perfectamente!Desde luego ahora no es el momento (siento si he herido alguna sensibilidad...).
Disfruta de tu embarazo un montón!!
Todo va a salir bien
Bicos moitos
Bueno, ya sabes que esto es lo mío y que te lo pediré prestado un siglo de estos cuando acabe mi torre de libros en stand-by y pueda leer tranquilamente cosas que no sean Teo o Caperucita...o lo que es lo mismo, cuando tus sobrinos, o sea, mis hijos me dejen un respirito. Lo primero es lo primero...Bicos. Oye, no entro mucho en internet porque tenemos portátil roto, y ya sabes dónde está situado nuestro ordenador fijo. Un bico!
Suena muy bien... lo apuntaré...
Q curioso jejeje yo tbh tengo ahi algunos libros pendientes jejejej no da tiempo a todo!!! jejejeje.... un abrazo desde el sur, feliz semana MªCarmen!!!
Carmen, gracias por tus comentarios, son siempre bienvenidos. me alegro que te haya gustado el poema, la obra de Dora Alonso es muy cubana, diríamos que silvestre y colorida, hay un libro de ella que estoy por conseguir, con Dios y ayuda, besos miles.
Q tengas buena semana Mª Carmen, un abrazo!!
Bueno... un abrazo MªCarmen y q pases una buena semani!
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